Friday, November 29, 2013

EL MAESTRO DEL ÁRBOL

EL MAESTRO DEL ÁRBOL

Tengo un amigo de muchos años que se dedico a la práctica del Aikido, hoy ya es un maestro, días atrás me vino a consultar sobre una duda que el tenia de osensei Morihei Ueshiba, el padre del Aikido.

 Mi amigo me comenta que osensei pasaba mucho tiempo meditando pero en una posición muy particular, frente a un gran árbol y con una mano apoyada en este.
La inquietud de mi amigo era saber porque lo hacia de esta forma.
Como practico hace muchos años meditación Zen el pensó que yo tendría una respuesta a esta forma de meditar de osensei. 
Yo creo que el maestro Ueshiba hacia esto porque mas allá de ser un gran guerrero de la paz, también era un sabio y comprendía que nuestro origen es la naturaleza, sin ella ya habríamos dejado de existir hace mucho tiempo, la naturaleza de nuestro planeta, esa misma que destruimos con nuestros actos, la misma que nos tolera desde hace milenios, y nos sigue dando lo mejor, el agua que bebemos, indispensable para la subsistencia humana, los alimentos, y el oxigeno que respiramos.
El oxigeno vital energía y fuente de vida invisible a nuestros ojos pero vital aliado, podemos dejar de comer durante días, también dejar de beber agua, pero solo estaremos con vida unos minutos si dejamos de respirar.
Por eso osensei meditaba tocando los árboles, ellos son la fuente del oxigeno, ellos son los sabios maestros de la naturaleza.
Osensei sabía esto y en su meditación se conectaba con el espíritu del árbol y compartía su vital energía y sabiduría.
Según el Shinto, religión oficial del Japón, cada objeto animado o inanimado posee un espíritu, las rocas, el agua, Los árboles etc. Si nos basamos en este fundamento comprenderemos porque Osensei meditaba de esta forma.
Muchas personas abrazan árboles y luego manifiestan sentirse mejor de animo y cargados de energía, tal vez sea algo mental o espiritual, eso depende de cada persona, otros tal vez se rían y descrean de esto, lo cierto es que muchos lo hacen. El punto en si es volver a la naturaleza, volver a la fuente, dejemos la junglas de hierro y cemento.
Somos agua, somos tierra y aire, nuestra mente y espíritu debe conectarse con la naturaleza, respetar su vida, al fin y al cabo somos parte de ella, somos sus hijos menores, no sus dueños.
Creo sin temor a equivocarme que Osensei tenia muy en claro esto, y por eso estaba fundido en cuerpo, mente y espíritu con el árbol en el momento de su meditación.
Simplemente osensei Morihe Ueshiba una persona sabia y ejemplar a seguir.
Gracias maestro.

Lo que hacemos en vida tendrá eco en la eternidad 

Sensei Néstor Varzé Shuri Te Karate Do

Thursday, November 28, 2013

LAS ARTES MARCIANAS

En este blog:  dragonnoalasdrogas.blogspot.com  podrán encontrar mi libro sobre Artes Marciales titulado.
LAS ARTES MARCIANAS. espero les guste.

UN CINTURÓN MUY ESPECIAL

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Esta historia la he contado pocas veces, y cuando lo hice fue a personas cercanas a mi entorno. Días atrás me sugirieron en mi familia contarla a todos, y me pareció una buena idea, así que acá la publico.
Cuando comencé a practicar Karate de niño, realmente no entendía mucho lo que hacÍa, solo me interesaba aprender y estar en muy buen estado físico, entrenaba y entrenaba en todo momento, y prestaba mucha atención a los distintos profesores que nos dictaban clases, no sabia nada de distintos estilos de Karate, asociaciones, o federaciones, para mi era todo igual.
Recuerdo que en el instituto también se enseñaba o habían enseñado Yudo, que entre nosotros tampoco sabia que diferencia tenia con lo que yo hacia, en fin, solo practicaba, esto de estudiar las artes marciales, su historia y diferencias surgió muchos años después en mi.
Ignorante del magnífico mundo en el que me había metido, un día llegue al dojo mas temprano que de costumbre, había quedado en encontrarme con un amigo de prácticas llamado Carlos Soria, al entrar al vestuario estaba totalmente solo, pero me llamo la atención un bolso apoyado en uno de los bancos del lugar, me senté y comencé a sacar mi traje y cinturón de mi mochila, no recuerdo bien que color de cinto tenia pasaron muchos años, ya que estoy hablando de la década del 70, De repente se abrió la puerta del baño y salio un hombre vestido con saco y corbata, al mirarlo noté que era japonés, recuerdo que pensé quien será, seguro es un profesor, pero nunca lo había visto, él me miro y sin decir palabra se dirigió hacia el bolso que estaba en el banco.
Yo que era muy vergonzoso, me di vuelta y me puse a cambiar de ropa.
Este señor tomo un palo largo que había en un rincón y comenzó a descolgar con el palo uno de los trajes que pendían de un caño a gran altura y donde los practicantes dejaban sus trajes de practica.
El palo tenia un gancho en la punta el que hacia fácil el enganchar la percha y recoger los trajes. Este señor descolgó dos trajes, uno de ellos tenia enganchado un cinturón negro, en ese momento fue donde confirme que era un profesor, una vez que bajó los trajes comenzó a doblarlos para guardarlos, de repente giro rápido su cabeza hacia mi, yo estaba siguiendo todos sus movimientos atentamente, y cuando me miro quedé petrificado, el muy tranquilo me pregunto: ¿hace Karate? Yo con mucha vergüenza le conteste: si, él miró mi cinturón y dijo: ah… ya es Kiu, yo lo confirmé con un movimiento de mi cabeza y una pequeña sonrisa, el prosiguió: ¿y le gusta? yo solo atiné a decir: si me gusta mucho, practico todos los días.
El sonrió y siguió doblando los trajes, yo comencé a hacer el nudo de mi cinto, tomé un poco de coraje y le pregunte: ¿usted es profesor? El levanto la cabeza, me miro sonrió nuevamente y dijo: ¿usted quiere llegar a profesor? Yo le contesté: si, me encantaría enseñar, ya estoy dando clases a los principiantes en la sala cuando el instructor encargado no puede venir.
Él contesto: muy bien, y siguió acomodando sus trajes, yo ya había terminado de hacer todo y realmente podía haber entrado a practicar a la sala, pero estaba haciendo tiempo fascinado porque hablaba con esta persona que era el primer oriental al que le había dirigido la palabra en mi corta vida.
El volvió a mirarme y me dijo: veo que vino muy temprano, a lo que yo contesté: si siempre soy el primero en llegar, quiero aprender, recibirme pronto y comenzar a dar clases.
Fue en este momento cuando paso algo asombroso, mientras yo decía esto a él se le cayo en cinturón negro que estaba enrollando para guardar junto con los trajes, yo tuve un rápido reflejo me agache y recogí el cinturón y se lo entregué, él tomó el cinto entre sus manos, lo miro durante un instante, levantó su vista y dijo: tome, cuando su maestro le otorgue el grado de profesor ya tendrá el cinturón.
En ese momento mi mente quedo paralizada, no podía salir del asombro, el extendió sus manos y lo colocó en las mías, que no reaccionaban por una rara mezcla de asombro y vergüenza, solo atine a decir: no, no gracias, entonces colocó el cinto sobre mi bolso y dijo: para que no deje de practicar por ningún motivo y cumpla su deseo de llegar y enseñar.
Yo estaba totalmente mudo, él muy tranquilo terminó de cerrar su bolso, me miró y dijo con una pequeña sonrisa: ¿como se llama? Yo con voz temblorosa conteste: Néstor, el sonrió y solo dijo: buenas tardes, y se marchó, yo todavía petrificado por la experiencia solo atiné a decir: chau, ja ja, hoy recuerdo eso y me digo que burro como le contesté diciendo chau.
Recuerdo que tomé el cinto en mis manos que todavía temblaban de los nervios y lo guardé en mi bolso, en ese momento entró mi amigo Carlos, y detrás de él uno de los practicantes mas avanzados de apellido Olivera, saludé a ambos y le pregunté a Olivera:¿vió a la persona que salio recién, y me contestó: ¿el japonés? es Yamamoto, el Sensei Yamamoto de Yudo. Y acotó: se va a Japón y después de gira a otros países para dar clases, es un genio el japonés.
Cuando llegué a casa les conté emocionado esto a mis padres, recuerdo que mi padre me dijo: viste, tenés que practicar hasta llegar, no dejes, no seas tonto.
El tiempo pasó, nunca mas lo volví a ver. Al crecer y comenzar a estudiar las artes marciales y su historia comprendí quien era este famoso maestro, y guardé el cinturón hasta que lo pude lucir al frente de mi primera clase.
Nunca usé otro cinturón, en estos 34 años de dar clases nunca me he puesto otro cinto, me ha acompañado en todas mis exhibiciones, torneos, películas y serie que he realizado, solo en el espectáculo del Luna Park, en el 2007, llamado el Golpe Del Dragón, lucí el de franjas rojas y blancas, el mismo que uso hoy en día solo en ocasiones de protocolo, pero mi corazón está en este viejo y gastado cinturón de yudo, el que me acompaña en todo momento y en todas las clases.
Al enterarme de la muerte del maestro Yamamoto hace un par de años, recordé esta historia y se me llenaron los ojos de lágrimas.
Hoy sigo mi práctica día a día, con este cinto que es mucho más valioso que el de franjas, y siempre pienso en ese maestro, que al obsequiarme el cinturón marcó mi camino para siempre.
Muchas veces mis alumnos me han obsequiado cintos negros en alguna ocasión especial, yo los acepto y los guardo, y cuando gradúo a alguien en el grado de 1ª dan se lo obsequio.
Ningún cinto, así sea bordado en oro, logrará suplantar al de Sensei Yamamoto.
Estoy seguro de que él tendría varios cintos, así como trajes de práctica, pero este para mi es único.
Gracias maestro Yoriyuki Yamamoto, 9º dan de Yudo, por indicarme el camino.

Sensei Néstor Varzé 8º Dan Shuri Te Karate Do 

SHIHAN YURIYUKI YAMAMOTO 1933-2011